Tanto Dejamos en esta ciudad,
En tantas cosas nos convertimos aquí
Sin embargo; Tan poco nos llevamos en los
bolsillos
Hoy que el destino nos separa hemos
entendido
Que en esas horas largas desnudas ante tu
piel
Escribimos nuestros nombres en las calles
de Jilo
Que
cada paso, era un beso directo al recuerdo
Que
cada momento era un paso sin retorno al olvido
Y camino por las avenidas sin rumbo fijo
Buscando entre la gente un suspiro al aire
Dibujando con mis manos tu silueta
Que camina por la acera sin tu presencia
Pero no hay más que los recuerdos
De aquellas mágicas tardes
No hay más que las tibias noches mojadas
En las que me transformaba en un lobo
Al acecho de una princesa dormida bajo la
luna llena
Solo quedan las miradas de despedida acechadas por los
mirones
No hay más que una ciudad
Que huele a ti
Que
sabe a ti
Que
me siempre recuerda a ti.
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